La natación es reconocida como una de las actividades físicas más completas para la promoción de la salud, ya que combina de forma equilibrada el trabajo cardiovascular, respiratorio y musculoesquelético mientras mantiene un bajo impacto sobre las articulaciones. Su ejecución en un entorno acuático reduce la carga mecánica del peso corporal, permitiendo que personas de todas las edades —incluyendo adultos mayores o individuos con limitaciones físicas— puedan realizar ejercicio de manera segura y sostenida.

Además, la evidencia científica señala que la natación participa en la mejora de la función vascular, el fortalecimiento del corazón y la regulación de la presión arterial, favoreciendo así la prevención de enfermedades crónicas y contribuyendo a una mejor calidad de vida global. Frontiers in Physiology Staff. (2023).





Estudios muestran que un programa regular de natación puede aumentar la distensibilidad de la arteria carótida y mejorar la dilatación mediada por flujo. (Frontiers in Physiology Staff, 2023).

La natación contribuye al desarrollo y estabilización de músculos, articulaciones y tejidos conectivos en todo el cuerpo. (US Masters Swimming Fitness & Training, 2021).

La natación reduce la carga sobre articulaciones como caderas, rodillas y columna. (Mission Health, 2024).

El ejercicio de natación regular se asocia con reducciones de grasa corporal y mejoras metabólicas. (Lee et al., 2015).